SOBRE UNA EDUCACIÓN MIXTA, NO SEGREGADORA

Por José Manuel Espigares

Hace un par de semanas, la polémica saltó a la opinión pública de nuestra ciudad ante la intención de la Junta de Andalucía de anular el concierto con las entidades educativas que segregaran a los alumnos por sexo. Esta intención implicaría clausurar el concierto con el Colegio de las Hermanas de la Cruz, de larga tradición en nuestra ciudad.

Pasado ya el fragor de la polémica inmediata voy a hacer una serie de reflexiones sobre el tema.

Uno de los grandes logros de la educación moderna es la integración y la no discriminación por sexo, ideología o por cualquier otra razón.

También el laicismo es un valor en alza en los países más modernizados.

Y estos valores no tienen que ver, al menos primariamente, con el color políticos.

Los salesianos, por ejemplo, en nuestra ciudad no segregan en función del sexo.

Francia, aun cuando los gobiernos sean conservadores, propugnan un laicismo activo en educación.

Diversos colegios de carácter religioso en Inglaterra (yo he visitado alguno de ellos) no segregan en función del sexo.

En Holanda, colegios de titularidad privada no segregan en función del sexo.

Y así un largo etcétera.

Por lo tanto, aparte de que la legislación española prohíbe la segregación por razones de género en colegios sostenidos con fondos públicos, el espíritu de modernidad que busca la sociedad española se opone frontalmente a tal segregación.

Otra cosa son los colegios privados: siempre que respeten los derechos humanos son libres de plantear la educación que deseen, nos guste o no.

Por lo tanto la Junta de Andalucía hará bien en exigir la no discriminación en función del sexo.

Pero ¿por qué ahora? Si el problema existe desde hace ya muchos años y, de una forma intermitente, surge, ¿por qué no se ha solucionado hasta ahora (si es que se soluciona)?

El PP, ante una oportunidad única de meterle el dedo en el ojo al PSOE, ha sacado toda su batería pesada, sus votantes y base social de extrema derecha, y han enredado todo lo que han podido.

¿Que la Junta de Andalucía intenta aplicar la ley? La ley sirve como arma arrojadiza contra Cataluña, para el sindicalista Andrés Bódalo, o para los robagallinas, pero no sirve para la infanta, para Urdangarin, para Blesa o Rato.

¿Que la Junta de Andalucía intenta aplicar la ley? ¡La ley que se vaya a hacer gárgaras! (estoy utilizando un eufemismo). Lo que hay que hacer es olvidarse de la ley y meterle un gol (otro nuevo eufemismo) al PSOE.

El PSOE hace años ya que se podría (y debería) haberse enfrentado con el problema.

¿Por qué no lo hizo? Puede haber una serie de razones: quizá la más importante es que prefirió incumplir la ley y evitar el ruido entre la derecha más pura y dura de nuestra ciudad. Pero eso, ¿no se llama prevaricación?

O quizás, ante los reveses judiciales con respecto al tema, no se buscó una alternativa viable.

En cualquier caso, parece claro que no ha habido voluntad clara de solucionar el problema de la forma más progresista posible.

¿Y por qué ahora?

Hay una serie de razones: la mas importante de ellas es que el PSOE, ante la fuga de votantes y militantes hacia PODEMOS quiere lavar la imagen de derechización (evidente por otra parte) y mostrar una imagen de izquierdas. Y, a su vez, Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, quiere contrarrestar su imagen de ala derecha del PSOE frente a Pedro Sánchez que cultiva la de ala izquierda.

En una palabra, tanto PP como el PSOE utilizan las leyes para fines partidistas (para cubrir sus vergüenzas, podríamos decir), haciendo a los ciudadanos rehenes de sus políticas orientadas a fines sectarios.

Estas son mis reflexiones. Y que cada uno saque sus conclusiones.

José Manuel Espigares García 

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